Hachiko el perro fiel
Historia de Hachikō
Hachikō (Odate, 10 de noviembre de 1923 - Tokio, 8 de marzo
de 1935) fue un
perro japonés
de raza akita,
recordado por su lealtad a su amo, el profesor Eisaburō
Ueno, incluso varios años después de la muerte de este. Su nombre se
escribe ハチ公 en idioma
japonés. Actualmente se lo conoce como Chūken Hachikō (忠犬ハチ公), ‘el perro fiel Hachikō’ (siendo hachi:
"ocho", y kō: "hoja").
Hachikō nació en una granja cerca de la ciudad de Odate, en la Prefectura de
Akita. A principios de 1924, fue regalado a Eisaburō Ueno, profesor
del Departamento de Agricultura en la Universidad de Tokio, a raíz de la muerte
de una perra anterior, que les fue muy triste. No quería conservarlo, pero su
hija adolescente insistió. Hachikō fue enviado dentro de una caja desde la
prefectura de Akita hasta la estación de Shibuya (un viaje de dos días en un
vagón de equipaje). Cuando los sirvientes del profesor lo fueron a retirar,
creyeron que el perro estaba muerto.
Sin embargo, cuando llegaron a la casa, el profesor le acercó al perro una
fuente con leche y este se reanimó. El profesor lo recogió en su regazo y notó
que las patas delanteras estaban levemente desviadas, por lo que decidió
llamarlo Hachi (‘ocho’ en japonés), por la similitud con el kanji
(letra japonesa) que sirve para representar al número ocho (八).
La hija del profesor abandonó la casa paterna al quedar embarazada y
casarse, para irse a vivir a la casa paterna de su esposo. El profesor pensó en
regalar a Hachi, pero pronto se encariñó con el perro, que lo adoraba
enérgicamente.
El perro lo acompañaba a la estación para despedirse allí todos los días
cuando su dueño iba al trabajo, y al final del día volvía a la estación a
recibirlo. Esta rutina, que pasó a formar parte de la vida de ambos, no fue
inadvertida ni por las personas que transitaban por el lugar ni por los dueños
de los comercios de los alrededores.
Esta rutina continuó sin interrupciones hasta el 21 de mayo
de 1925, cuando el profesor Ueno sufrió un paro cardiaco mientras daba sus
clases en la Universidad de Tokio, y murió. Esa tarde Hachikō corrió a la
estación a esperar la llegada del tren de su amo, y no volvió esa noche a su
casa. Se quedó a vivir en el mismo sitio frente a la estación durante los
siguientes 9 años de su vida.
Conforme transcurría el
tiempo, Hachikō comenzó a llamar la atención de propios y extraños en la
estación; mucha gente que solía acudir con frecuencia a la estación habían sido
testigos de cómo Hachikō acompañaba cada día al profesor Ueno antes de su
muerte. Fueron estas mismas personas las que cuidaron y alimentaron a Hachi
durante ese largo período.
La devoción que Hachikō sentía hacia su amo fallecido conmovió a los que lo
rodeaban, quienes lo apodaron
el perro fiel.
una estatua de bronce fue erigida en su honor en la estación
Shibuya, y el propio Hachikō estuvo presente el día que se inauguró.
ESPERO LES GUSTE ESTA HISTORIA Y RECUERDEN QUE DEBEMOS APRECIAR Y RECORDAR A NUESTROS SERES QUEERIDOS SIEMPRE
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